La macroeconomía comenzó con Keynes, que fue el primero en hablar de renta nacional, interés, nivel de precios, frente a lo que él llamó economía clásica. Aunque caricaturizó en exceso a sus predecesores bajo esta etiqueta, lo que sí es verdad es que el fue él primero en notar que el mantra clásico de la flexibilidad de precios y salarios no funcionaba.
Sus predecesores decía que en caso de contracción económica, la flexibilidad salarial garantizaría que el paro no aumentara más que temporalmente, y la flexibilidad de precios que la oferta no se contrajera. Los agentes económicos, empresas y asalariados, sabían, o deberían aprender, que en caso de una caída de la actividad es mejor ceder en los valores reales de su renta de manera que el empleo se conservara y la clientela siguiera comprando. En general, los ajustes de la economía se hacían vía precio, y si un parado se quedaba parado, es porque no aceptaba el nuevo salario que le ofrecían.
Esto es una burda caricatura, pues había predecesores de Keynes más realistas que eso, pero lo cierto es que Keynes fue el primero en resaltar que los precios eran más lentos en moverse que las cantidades, y que había situaciones de paro prolongado que no se podían achacar a mala voluntad de los parados.
Como había situaciones en que el tipo de interés reducido no lograba reanimar la inversión, por muy bajo que estuviera.
En definitiva, Keynes, que escribió para dar solución a la grave crisis de 1929, describió una economía más realista que no tenía por qué tender al pleno empleo, como se observó en el mundo en los año 30, años de elevada tasa de paro y caídas del nivel de producción y de precios nunca vistos.
No vamos a describir aquí en detalle el modelo de Keynes, pero la conclusión a la que llegó es que el sistema capitalista era muy inestable, tendente a los ciclos, a veces violentos, y que necesitaba por ello ciertas muletas, ciertas políticas estabilizadoras explícitas, la política monetaria y la fiscal.
Ya veremos la discutible validez de sus conclusiones, pero lo que sí cambió definitivamente fue el enfoque para estudiar la economía. Desde entonces la macroeconomía, como visión de conjunto de una economía, se destacó de la microeconomía (estudio de las unidades), por incapacidad de ésta a dar respuesta a todos los problemas.
Sus predecesores decía que en caso de contracción económica, la flexibilidad salarial garantizaría que el paro no aumentara más que temporalmente, y la flexibilidad de precios que la oferta no se contrajera. Los agentes económicos, empresas y asalariados, sabían, o deberían aprender, que en caso de una caída de la actividad es mejor ceder en los valores reales de su renta de manera que el empleo se conservara y la clientela siguiera comprando. En general, los ajustes de la economía se hacían vía precio, y si un parado se quedaba parado, es porque no aceptaba el nuevo salario que le ofrecían.
Esto es una burda caricatura, pues había predecesores de Keynes más realistas que eso, pero lo cierto es que Keynes fue el primero en resaltar que los precios eran más lentos en moverse que las cantidades, y que había situaciones de paro prolongado que no se podían achacar a mala voluntad de los parados.
Como había situaciones en que el tipo de interés reducido no lograba reanimar la inversión, por muy bajo que estuviera.
En definitiva, Keynes, que escribió para dar solución a la grave crisis de 1929, describió una economía más realista que no tenía por qué tender al pleno empleo, como se observó en el mundo en los año 30, años de elevada tasa de paro y caídas del nivel de producción y de precios nunca vistos.
No vamos a describir aquí en detalle el modelo de Keynes, pero la conclusión a la que llegó es que el sistema capitalista era muy inestable, tendente a los ciclos, a veces violentos, y que necesitaba por ello ciertas muletas, ciertas políticas estabilizadoras explícitas, la política monetaria y la fiscal.
Ya veremos la discutible validez de sus conclusiones, pero lo que sí cambió definitivamente fue el enfoque para estudiar la economía. Desde entonces la macroeconomía, como visión de conjunto de una economía, se destacó de la microeconomía (estudio de las unidades), por incapacidad de ésta a dar respuesta a todos los problemas.